Conagua no promueve el interés público, señala la especialista.
Elena Burns, especialista en el tema del agua, es entrevistada por La Coperacha en el contexto de transición del Gobierno Federal. Durante el sexenio que termina colaboró en la Comisión Nacional del Agua (Conagua) con el objetivo de atacar la corrupción, pero fue impedida de continuar y destituida en noviembre de 2022 por el director general de la dependencia, Germán Martínez Santoyo, ante lo que llamó “rezagos” en la instrumentación de concesiones de aguas nacionales.
La también cofundadora de la Coordinadora Nacional Agua para Todxs, Agua para la Vida observa un panorama y futuro sombrío en materia de agua ante los anuncios de revivir megaproyectos hídricos y la colocación de parches en la Ley de Aguas Nacionales para no afectar intereses de grandes concesionarios. En cambio, plantea cambiar de fondo el modelo de gestión del agua con la participación activa de una ciudadanía fuerte y organizada.
– Al término del sexenio y principio de otro, ¿cómo está el país en términos de agua?
– Estamos en el año 32 de la Ley de Aguas Nacionales, una ley extremadamente privatizante, uno de los primeros actos de Carlos Salinas de Gortari. Su objetivo fue otorgar las aguas nacionales hasta agotar existencias, se sobreconcesionó todo el país durante los primeros 10 años, sin plan y sin estudios de disponibilidad.
Estamos con graves problemas, en primer lugar por el sobreconcesionamiento y el acaparamiento y por tener una ley que no permite corregirlo. Al poner toda esa agua en manos de unos cuantos concesionarios se convirtieron en una hidrocracia con enorme poder sobre la Legislatura y el Ejecutivo. Estamos realmente en el Titanic, yendo a un colapso en muchas partes del país.
– ¿Cómo estamos en tema de conflictos sociales arrastrados por este contexto?
– Es desafortunado que no haya más atención y prioridad a los conflictos sociales. La gente aguanta y aguanta, no tiene agua una semana, dos semanas, un mes, dos meses, pero van viendo a Granjas Carroll, van viendo a Bonafont, al ingenio, a la minería, a ellos con toda el agua y aguantan y aguantan. Luego deciden unirse y arriesgarse para no morir, lo mismo con la diálisis de los niños, con la pandemia de cáncer en Hidalgo y el Alto Atoyac. En estos lugares donde no hay nadie protegiendo las aguas de la nación, ni el derecho humano, ni la salud de la población.
Antes de que aparezca un conflicto social la gente hace de todo, van a la dirección local de la Conagua, del municipio, a la Comisión Nacional de Derechos Humanos, a Profepa. Agotan todas las posibilidades antes de arriesgar su libertad y a veces su vida. Tiene que haber una autoridad que ponga orden. Esto que llamamos conflictos sociales va a aumentar. Desafortunadamente la autoridad está más preocupada por evitar un conflicto con los grandes poderes, los grandes concesionarios del agua.
– ¿Cuál es el balance del trabajo realizado por la Conagua, pudo cambiar algo en este sexenio?
– La inercia y los intereses han terminado con la Conagua. Tuvimos la experiencia 6 ciudadanos comprometidos con los valores de este gobierno, fuimos invitados y encargados por parte del presidente a barrer desde arriba (la corrupción en) la Conagua*. Hay aprendizajes. Un aprendizaje es que el Ejecutivo Federal no va a poder hacer los cambios necesarios sin una ciudadanía fuerte, sin una coordinación, sin voluntad política desde arriba y desde abajo. Se tendrá que trabajar juntos para poder hacer los cambios profundos que requiere la Comisión Nacional del Agua y la Ley de Aguas Nacionales.
– ¿Qué se requiere realmente para atender la crisis hídrica que describes?
– Se necesita un nuevo marco legal y una nueva institución. Van dos veces, en 2018 y 2024 que el pueblo de México ha dicho fin al neoliberalismo. Se tiene que atender cuenca por cuenca, incluyendo sus aguas subterráneas. Se tiene que realizar una planificación participativa, con todos los que están ahí, los industriales, los ejidos, los maestros. En la medida que estos planes estén arraigados en la población que vive ahí y que incorpore sus saberes sobre cómo funciona el agua en su territorio, el presupuesto va a rendir para mucho más porque se va a saber exactamente qué hacer.
Ahorita estamos con megacrisis y mega obras. ¿Qué está pasando con el Sistema Cutzamala? El agua llega por bombeo que cuesta 3 mil millones al año y 42% se va en fugas, pero es agua que trajimos y bombeamos desde Michoacán, es la lógica del Siglo XX cuando abundaba el petróleo y no teníamos idea del cambio climático, pero estamos en el Siglo XXI y ya tenemos que cambiar a la planificación colaborativa, participativa, con los dos ejes: acceso equitativo y sustentable.
– ¿Qué pasó con la Iniciativa Ciudadana de la Ley General de Aguas, por qué no se aprobó?
– Estuvo atorada en el Senado, fue rescatada en la 64 Legislatura, la retomaron, convocaron a 34 foros en todo país. Morena elaboró una iniciativa, fueron por todo el país a recoger consensos, se lograron cuatro iniciativas que finalmente tenían la misma esencia, se juntaron en un dictamen que presentó la senadora Gloria Sánchez, pero se quedó allí.
Ahora en este sexenio no se va a retomar. Va a haber otra Ley General como siempre la han pedido los grandes intereses del agua. Han pedido conservar la Ley de Aguas Nacionales y traducir el derecho humano al agua en litros por persona, asignar competencias entre los tres órdenes de gobierno, con o sin la ciudadanía, para asegurar el acceso asequible a sus 100 litros por habitante al día. Eso es el error de fondo porque con qué agua y cómo entender que el derecho humano al agua nada más es que llegue a casa mis 100 litros en vez de entender que el derecho humano al agua es el derecho a un acuífero sano, a una cuenca sana, a no ser inundada, a no ser envenenada y al acceso equitativo. Esa es la propuesta, reformar pero sin tocar el fondo.
– ¿Cuál es la expectativa con el gobierno de Claudia Sheinbaum y sus proyectos hídricos?
– Se está pensando en grandes proyectos, acueductos y trasvases para hacer llegar agua a las ciudades y se está anunciando también la inversión en distritos de riego, entonces hay problemas en ambos sentidos.
Se está anunciando la desaladora de Baja California, la presa Tres Cruces, la presa Paso Ancho en Oaxaca, el trasvase del Valle del Mezquital, llevar el agua de Veracruz a la frontera, muchos proyectos que en el pasado demostraron que no se defienden con un análisis costo-beneficio.
Son proyectos que habían hecho Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, que por argumentos técnicos y falta de factibilidad social se habían enterrado, entonces es el momento de los zombies, se van levantando, reapareciendo, anunciando. Pero estamos en otro momento en el país. Ya se pudo antes, creo que ahora se puede demostrar que hay otras alternativas más buenas, bonitas, baratas, rápidas, socialmente aceptables y ambientalmente favorables.
Por ejemplo, si tienes una cubeta llena de hoyos es mejor tapar los hoyos primero antes de traer otra manguera, es una cosa obvia. Hacer un buen trabajo de eliminación o reducción de fugas es mucho más económico que traer el agua de lejos y meterlo en estos sistemas que entre más agua reciben más porcentaje va a salir por fugas.
El otro problema es invertir en los distritos de riego. Esto era uno de los dos objetivos de la Ley de Aguas Nacionales: concesionar masivamente las aguas nacionales y en segundo lugar poner la infraestructura y hidroagrícola federal en manos de asociaciones civiles y sociedades de responsabilidad limitada. Estas figuras han terminado acaparadas por grupos minoritarios. La corrupción es inmensa allí. Reciben recursos y puede ser que tecnifiquen o no, pero el agua que se espera liberar a través de la tecnificación, se libera cortando el acceso del agua a los ejidos. Y ese grupo de caciques del agua se enriquece.
Qué pasa cuando se tecnifica el distrito de riego, se compra el agua excedente; pero el distrito de riego nunca pagó un centavo por acaparar el agua que sale de la presa, no paga ni su concesión, pero vende los excedentes, vende como inmobiliarias, vende terrenos, porque siempre hay ciudades en medio de los distritos de riego, ciudades que van creciendo, ahora este suelo que se convierte en urbano con todo y agua para servicios, representa un dineral, pero todo mundo les tiene mucho miedo.
Entonces tener otra vez la idea de meter recursos, pasar de 26 mil millones al año para la Conagua a más de 100 mil millones y pensar que con estos recursos vas a resolver, pero no. El agua no puedes desprenderla de lo social, si no atiendes las problemáticas sociales puedes meter todo el dinero que quieras y mucho va a ir a la corrupción pero no vas a lograr más agua.
– ¿Dónde te sientes mejor, en los procesos comunitarios o en funciones del gobierno?
– En la construcción de la Contraloría Nacional Autónoma del Agua. Al gobierno entré con todo el apoyo del presidente para limpiar una institución y no funcionó, me quedé afuera con mi escobita. En vez barrer desde arriba la corrupción, ahora veo que se necesita desde abajo y desde arriba. Se ve que hay preocupación por parte de la futura presidenta, hay conciencia y preocupación por la corrupción en la Conagua, espero que con la ciudadanía podamos hacer equipo para poder erradicarla.