Investigación: Alexis Fernando Guerrero Sánchez-Estudiante de Sustentabilidad Ambiental de la Universidad Iberoamericana
Para hablar del agua y la carne, es necesario abordar dos conceptos; el agua virtual y la huella hídrica.
El agua virtual (AV) es toda el agua que se necesita para producir y empacar los bienes y servicios que consumimos. Se dice que es virtual porque no está presente como tal, en los productos finales. Y por su parte, la huella hídrica (HH) es un concepto que evalúa toda el agua que empleamos en nuestra vida diaria; es un indicador del agua total que utilizamos por nuestros hábitos de consumo. Considera el agua que se requiere para producir, empacar y transportar lo que consumimos y limpiar lo que se contaminó en el proceso. La forma en que se fabrica un producto, en dónde, en qué momento, y si el agua se usó eficientemente, son factores que impactan el cálculo de su huella hídrica.[1]
Es así como ambos conceptos se encuentran ampliamente ligados, sin embargo, la huella hídrica es mucha más amplia, porque su definición incluye el agua virtual y otros factores multidimensionales como lugar de origen, la fuente del agua, y cómo se regresa al ecosistema. Para saber más de este tema visita en el portal nuestra sección al respecto.
Entendiendo esto entonces nos podemos preguntar ¿Cómo se relaciona la carne con el uso de agua? De acuerdo con información de la Food and Agriculture Organization de las Naciones Unidas (FAO) indican que la carne bovina (res) requiere de 15,000 litros de agua para producir solo un kilogramo de carne, la carne de cordero utiliza 8,763 litros por kilogramo, la del cerdo 5,988 litros por kilo y el pollo requiere de 4,325 litros por kilo[2].
Y no es que estos animales consuman en puro líquido esta cantidad de agua. La mayor parte del agua que se utiliza es para producir el alimento de los animales. Por ejemplo, en una granja de cerdos 98% del agua es utilizada en los cultivos, mientras que el agua para darles de beber representa un porcentaje minúsculo[4]. Alimentos que forman parte de la dieta del ganado como la alfalfa y el maíz necesitan entre 500 y 600 litros de agua para producir un kilogramo, cifra que puede subir hasta los 700 litros en regiones áridas donde dependen de sistemas de riego 3.
Para tenerlo más claro, otro ejemplo de AV es el de las reses que de los15,000 litros de agua para producir un kilo de carne se pueden desglosar de la siguiente manera [2]:
- Una sola vaca de 200 kilos necesita crecer de 2 a 3 años antes de ser sacrificada.
- En su día a día, las vacas necesitan de 10 a 15 kilos de forraje para alimentarse, lo que requiere de 3,000 a 5,000 litros de agua.
- Además de 40 a 80 litros de agua directamente para beber, cantidades que deberán satisfacerse en un periodo de 730 a 1,095 días de su vida.
- Un solo ejemplar necesita 3,100,000 litros de agua, que dividida entre su peso nos arroja los 15,500 litros por kilo de carne.
Desafortunadamente la problemática del agua no termina aquí, pues no solo es un reto por las grandes cantidades de agua utilizadas, si no también por la contaminación provocada por los desechos animales y residuos de las granjas, llenos de antibióticos, hormonas, fertilizantes, químicos para teñir piel y pesticidas [2]. Idealmente estos son tratados dentro de las mismas granjas e incluso utilizados de manera circular para fertilizar los cultivos, pero debido a los grandes volúmenes de ganado su capacidad de manejo se ve superada y terminan en los ecosistemas.
Los ecosistemas acuáticos son los más afectados, ya que al llegar el exceso de sustancias nocivas y sobre todo nutrientes, principalmente nitrato y fósforo, el enriquecimiento es tanto que termina por matar el área, proceso conocido como eutrofización[5]. Además, la demanda de carne a nivel mundial implica mayores áreas de cultivo y de manejo para el ganado, lo que conlleva a una seria deforestación. Se estima que para el 2050 la población mundial suba a 9 mil millones de personas [2] y la demanda de carne será 50% mayor que hoy en día. Esto no solo contribuye directamente con el 60 % de las emisiones de gases de efecto invernadero de la agricultura causantes del cambio climático[6], también compromete la seguridad hídrica al reducir considerablemente las zonas de captación de agua pluvial y de recarga de los distintos cuerpos de agua.
¿Es la carne el problema?
México se posicionó en 2021 como el quinto país con más consumo de carne, con 73.2 kilos anuales por persona, representando en total la industria cárnica el 2% del PIB Nacional[7]. No obstante, el modelo ganadero que predomina es el de macrogranjas, empelado por grandes empresas y basado en alimentar y utilizar a los animales de forma acelerada y a costa de todo para maximizar los beneficios. En estas instalaciones industriales se concentra una gran cantidad de ganado, en espacios sumamente reducidos, agudizando la alta demanda de agua y la poca capacidad para manejar las excretas[9].
La ganadería insostenible es una de las principales causas de la pérdida de biodiversidad y la degradación de la tierra.
Hay quienes apuestan por estrategias alternativas a la ganadería extensiva, y optan por promover una producción más tradicional, donde un menor número de animales puede salir a pastar en zonas extensas. Si bien no soluciona el problema del consumo de agua por cabeza, puede ayudar notablemente a reducir la contaminación de ecosistemas acuáticos.[5]
La solución de raíz al problema es una reducción significativa en el consumo de carne, complementada con una dieta rica en plantas y vegetales. Frenar el consumo irracional de agua potable en nuestra alimentación es en gran medida responsabilidad de los consumidores. Y ni hablar de las implicaciones éticas de consumir a otros seres vivos.
¿Qué puedes hacer en lo individual?[9]
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda consumir como máximo 500g semanales de carne roja, mientras que otros estudios indican que reducir el consumo de carne de vacas y corderos a 170g y 5 huevos a la semana como máximo son cifras ideales para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible[10]. Sin embargo, seguir estas limitaciones puede ser difícil y el cambio puede ser progresivo. Por ello, aquí hay algunas recomendaciones para reducir el consumo de carne:
- Disminuir las porciones de carne: En lugar de eliminarla por completo, comienza disminuyendo las porciones en tus comidas diarias.
- Planificar el menú: Tener un plan semanal te ayudará a organizar comidas balanceadas sin carne. Al preparar con anticipación, puedes experimentar con platos vegetarianos o veganos sin improvisar.
- Informarse: Comprender cómo la producción de carne afecta al medio ambiente te motivará a hacer cambios.
- Aumenta el consumo de legumbres y frutos secos: Estos alimentos son ricos en proteínas, fibras y grasas saludables, lo que los convierte en excelentes sustitutos de la carne.
- Prueba nuevas recetas: Existe un amplio catálogo de recetas libres de carne que son igual de ricas y nutritivas como un platillo convencional.
- Explorar otras fuentes de proteína vegetal: Alimentos como los frijoles, lentejas y garbanzos son ricos en proteínas y versátiles para muchas recetas.
- Haz cambios graduales: No es necesario eliminar la carne de inmediato. Comienza con un día sin carne a la semana o sustituciones progresivas para no sentirlo como un castigo.
- Apoyar iniciativas sostenibles: Involúcrate en movimientos o comunidades que promuevan una alimentación consciente. Compartir experiencias y recetas con otras personas puede ser una gran fuente de motivación.
- Disfruta el proceso: Reducir el consumo de carne no debe ser una tarea difícil, sino una oportunidad para explorar nuevos sabores y mejorar tu bienestar y el del planeta.
Referencias:
[1] Agua.org.mx (s.f.) Sustentabilidad.
[2] Parra, PG. (2019). ¿Qué tanta agua contamina la industria de la carne? Come con ciencia.
[3] Healy, E. y Von Ziegler, A. (2024). El alto costo hídrico de la carne: una mirada profunda al ciclo de vida en su gestión ambiental. Universidad Iberoamericana.
[4] Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (2023). Sustentabilidad hídrica e industria porcina. Gobierno de México.
[5] Crespo, C. (2021). El lujo de la carne: así es el impacto medioambiental de la ganadería en España. National Geographic.
[6] National Geographic España. (2024,). Los 4 datos que muestran el impacto de comer carne en el medio ambiente. National Geographic.
[7] Granados, A. (2023). Mexicanos más carnívoros que veganos, consumen 73 kg de carne al año. Publimetro.
[8] Miranda, D. (2022). Qué es una macrogranja y cómo impacta en el medioambiente. National Geographic.
[9] Naturlii (2021). 10 consejos para reducir el consumo de carne.
[10] Universidad Veracruzana (s.f). Las graves consecuencias ambientales del consumo de carne.