Tras su presentación al Ayuntamiento en octubre de 2020, SAPASMA hizo público al iniciar el año este vasto proyecto de abastecimiento de agua a la ciudad. De acuerdo a la presentación hecha por el director del SAPASMA, un conjunto de ocho pozos sería perforado en la ribera de la Presa Allende, entre las comunidades de San Marcos y Cabras Juan Xidó, para bombear agua varios kilómetros hacia tanques de almacenamiento en distintos puntos de la ciudad, para abastecer la zona urbana. Los argumentos ofrecidos fueron la mayor demanda de agua por el crecimiento de la ciudad y la insuficiencia –por primera vez aceptada-- de los pozos urbanos existentes para atender dicha demanda.
Este proyecto ha despertado la inconformidad de los representantes comunitarios y ejidales del área de perforación, quienes temen perder el abasto de sus pozos, así como de varias organizaciones civiles locales, las cuales se han planteado la viabilidad de tal proyecto:
¿Cómo podría ser tratada el agua de los nuevos pozos, cuya contigüidad con la Presa Allende no sólo augura la presencia de coliformes domésticos –como reconoció el director del organismo--, sino de otros residuos tóxicos de origen industrial, agrícola o animal existentes en la presa, además de la eventual aparición de minerales fósiles como el fluoruro y el arsénico, cuando la extracción avance en profundidad?
¿Cuál sería el costo real de tal “acuaférico”, el cual comprende la perforación de los ocho pozos, el mecanismo de extracción, la operación continua de potentes bombas para remontar más de 200 metros de altura hacia la ciudad, el tendido de varios kilómetros de colectores, la construcción de tanques de almacenamiento, así como el sistema de tratamiento que asegure agua para consumo humano?
Considerando que el agua subterránea y la Presa Allende son de estricta competencia federal, y que a la fecha no existen los permisos de la CONAGUA para iniciar la perforación de los pozos anunciados, ¿qué seguridad tiene el SAPASMA de que dichos permisos serán otorgados? ¿Cuenta asimismo el proyecto con la obligada manifestación de impacto ambiental (MIA) aprobada por la SEMARNAT?
¿Cuenta el proyecto de perforación con la anuencia de las autoridades comunitarias y ejidales de San Marcos y Cabras Juan Xidó, cuyos pozos son vecinos a la zona proyectada de perforación? ¿Cuál es la calidad y la capacidad de abasto de agua de los pozos de la subcuenca alta de San Miguel (San Julián 1 y 2, entre otros), y cuál es el grado de abatimiento que fue revelado por el director del SAPASMA durante la presentación del proyecto de “acuaférico”?
Y por último: considerando que las recientes administraciones municipales promovieron el crecimiento de la ciudad hacia su parte alta (norte y noreste), sobre todo autorizando extensos complejos inmobiliarios (Zirándaro, Capilla de Piedra, El Paraíso, El Deseo, Los Arcángeles, Luminaria, Lomas de San Miguel, Jardines de Allende, etc.), a pesar de la previsible y eventual insuficiencia de agua en dicha zona (debido sobre todo a la extracción desmedida para la agroindustria y la ganadería), ¿qué porcentaje del volumen de agua que aportará el “acuaférico” a la ciudad será destinado a dichos fraccionamientos? ¿Tendrá el SAPASMA –es decir, la ciudadanía-- que costear el abasto de agua potable para dichos negocios inmobiliarios o tendrán éstos alguna responsabilidad en el financiamiento del proyecto del “acuaférico”?
En un ejercicio del derecho constitucional a la información, sería saludable que los directivos del SAPASMA respondieran estas interrogantes de alguna manera. La ciudadanía merece las respuestas.
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